Artículos de interés, Dulces sin culpa, Recetas

Semifreddo de lúcuma y maca

¿Sabías que el coco no es una fruta?

Sí, así es, el coco no es una fruta, sino que es un fruto seco.

Ahora se están volviendo muy comunes los cocos jóvenes en Europa. Llegan generalmente de Thailandia, en Barcelona empieza a ser muy fácil encontrarlos en los mercados centrales. En otros países centroeuropeos también; en Londres he visto no hace mucho que en los high streets los tienen en los quioscos de fruta la calle, los abren y los venden con una cañita para aquél que pase y se le antoje ir bebiendo agua de coco fresco mientras pasea o durante un break en el trabajo. Curioso, ¿no?

En todo caso, es una idea sanísima, ya que el agua de coco contiene muchísimos nutrientes, entre otros, contiene todos los minerales esenciales —magnesio, calcio, fósforo, yodo, hierro, selenio, sodio, zinc— y oligoelementos  que necesitamos —cromo, aluminio, bario, boro, cadmio, cesio, flúor, manganeso, molibdeno, níquel, rubidio, escandio, estroncio, antimonio, arsénico— y muchas vitaminas —B1, B2, B3, B5, B6, B9, C.

En los países tropicales este fruto se utiliza como una medicina. Se emplea por sus propiedades bactericidas, antifúngicas, antivirales, hipoglucemiantes, inmunoestimulantes, hepatoprotectoras y protectoras del estómago. La medicina moderna ha confirmado estas propiedades del coco y además ha descubierto otras aplicaciones.

El coco es hidratante (agua de coco), remineralizante, antioxidante, energético; contienen carbohidratos complejos y simples de un efecto energético inmediato y a largo plazo, indicados para entrenamientos largos y deportes de resistencia. Su contenido en grasas saturadas regulan la presión sanguínea y son una reserva de energías de calidad para nuestro organismo. Contra lo que muchos piensan, son grasas saturadas de cadena media, es decir, no sólo no son malas para nuestros niveles de colesterol malo, sino que ayudan a reducirlo.

Aunque ya sabes, los alimentos grasos hay que consumirlos con moderación, pero son imprescindibles para nuestro organismo. Últimamente estoy encontrado algunas publicaciones que se oponen vehementemente al consumo de grasas. Yo les diría como decía un gran cómico del siglo pasado: “No se me adelanten, pero tampoco se me atrasen”. Las aseveraciones y posicionamientos exagerados y obsesivos no nos llevan a ninguna parte. Las grasas de buena calidad son necesarias, pero todo en su justa medida. Lo mismo pasa con los carbohidratos, los minerales, incluso las temperaturas de nuestros alimentos.

Con las grasas vegetales tenemos una gran ventaja y es que son beneficiosas, al contrario que las grasas animales, nos ayudan a combatir el colesterol malo, a eliminar grasas tóxicas de nuestro pasado dietético. Contribuyen a la salud cardiovascular, limpian nuestras arterias y, en invierno, nos ayudan a construir una reserva de energía de buenísima calidad.

Si yo tuviese que escoger una grasa, sin duda, escogería la pulpa fresca del coco joven. Hace un tiempo que vengo consumiendo agua de coco directa del fruto y te cuento ya que es una maravilla, el desayuno perfecto y súper alcalinizante, nos da energía y nos alcaliniza para todo el día. Aprovecho para dar las gracias a mi amiga Mayca, que me descubrió hace ya bastante como conseguirlo a domicilio en España. Aunque ya te digo, en los mercados ya los podemos comprar. Si vives en Barcelona, te puedes pasar por el mercado de la Boquería. Empiezan a verse casi tanto como las manzanas.

Con la pulpa del coco joven y agua al gusto te puedes preparar unas leches deliciosas, batiendo estos dos ingredientes en una batidora de vaso. Añade agua al gusto, dependiendo si quieres que tu leche sea más o menos cremosa. Si te parece complicado, siempre puedes comprar la leche de coco ya preparada.

La leche de coco es súper cremosa y no cristaliza al congelarla; es más, solidifica muy rápido sin necesidad de congelación; lo cual es fantástico, pues la congelación también acaba con algunas propiedades de los alimentos y reduce sus beneficios.

Ésta es una base ideal para que puedas preparar tus helados o semifreddos. Yo te propongo esta receta para un semifreddo con base de leche de coco. Si no tienes súper alimentos, sustituye la maca por cacao en polvo o algarroba en polvo y la lúcuma por azúcar de coco o de caña sin refinar y tendrás un helado o semifreddo al chocolate igualmente de espectacular y lo más cremoso que te puedas imaginar.

Siempre que puedas consume alimentos y bebidas a temperatura ambiente. Aunque en verano es apetecible tomar cosas muy frías, al ingerir cosas muy frías excitamos a nuestro organismo y lo desestabilizamos. Aparte, las comidas o bebidas muy frías ayudan a solidificar las grasas en nuestro cuerpo en vez de ayudar a la eliminación.

Así que yo te propongo un semifreddo, sin congelar, sólo necesita estar en el congelador durante unas dos horas, así lo tomaremos a una temperatura aceptable y nunca llegará frío a nuestro estómago, evitando los contratiempos de las bebidas y comidas heladas o demasiado frías. Los helados, mejor que sean una muy rara excepción. Y si realmente te apetece un helado cremoso, esta misma receta durante más horas en el congelador será la maravilla del menú.

(Introducción revisada a 13 de agosto de 2014)

Semifreddo de lúcuma y maca

Semifreddo de lúcuma y maca

Tiempo de preparación: 10 min. Tiempo de cocción: no necesita. Listo en: 2 h.
Para 6 personas

Ingredientes

Para el semifreddo
250 ml de leche de coco
100 gr de aceite de coco, en estado líquido
5 c. soperas de lúcuma en polvo
1 c. sopera de maca en polvo
1/2 c. pequeña de cúrcuma en polvo
1 c. pequeña de semillas de vainilla
4 c. soperas de bayas goji

Para la salsa de chocolate
10 c. soperas de sirope de arce, o tu endulzante preferido
5 c. soperas de cacao en polvo
1 c. pequeña de tamari
6 fresones (para decorar)

Método de preparación

Combinar la leche de coco, el aceite de coco, la lúcuma, la maca y la vainilla en una batidora de vaso turbo y batir hasta obtener una leche densa de consistencia suave.

En un recipiente de cristal, combinar la leche de lúcuma y maca con las bayas goji y mezclar con una cuchara de madera para distribuir las bayas goji de manera homogénea.

Colocar el recipiente en el congelador. Retirar el recipiente del congelador después de haber pasado una hora y mezclar la crema fría en que se ha convertido y que no habrá cuajado del todo con una cuchara o espátula hasta obtener una consistencia cremosa y homogénea. Volver a colocar en el congelador durante una hora más. Después de una hora, el semifreddo estará listo, cremoso y no muy frío.

Mientras tanto, puedes preparar la salsa de chocolate. Combina todos los ingredientes para la salsa en una batidora de jarra y bate hasta que queden combinados en una salsa suave. Reserva en un bol.

Cuando el semifreddo esté listo, decora los platos al gusto con una base de salsa de chocolate y los fresones y sirve el semifreddo con un porcionador en forma de bolas sobre la base de chocolate.

¡Bon appétit!