Si hay algo que me gusta en la cocina es utilizar madera y fibra natural siempre que puedo: cubiertos, tablas, exprimidores, cepillos de verduras, bolsas para leches vegetales y estameñas. Me encanta el contacto con lo natural y lo sencillo, y pienso que en una cocina contemporánea bien equipada —con sus sofisticados electrodomésticos— aportan ese toque natural, sencillo, humilde y auténtico que sólo las cosas sencillas y naturales pueden ofrecer.
En mi cocina hace ya más de una década que utilizo el mismo exprimidor de cítricos por las mañanas para preparar el zumo de limón con agua, o para preparar los aliños para las ensaladas con limón, lima, naranja, mandarina o pomelo. La verdad es que lo compré en un viaje a Chile, en el Mercado Central de Santiago, cuando en España no se habían visto aún; y desde entonces lo utilizo cada día y sigue impecable, con esa pátina tan especial del uso que lo ha convertido en un utensilio, aparte de útil, entrañable.
Ahora es fantástico que lo podamos encontrar en otros sitios, y más aún si es como éste de aquí, de madera ecológica, sin tratamiento —para que no haya interacción de los ácidos de la fruta— y proveniente de bosques de cultivo sostenible. Todos los pequeños detalles cuentan.
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