Los gestos sencillos y humildes son los que nos permite de manera más eficaz y con la mínima molestia caminar hacia un día a día mejor, por eso mi proyecto «Kijimuna’s Kitchen» tiene como lema «Recetas sencillas con alimentos vivos». Lo que realmente cuesta, es hacer el gran cambio, cambiar el chip, así que mejor que si llenamos el día a día de cambios minúsculos con los que sumar una gran diferencia.
Y de eso se trata este producto tan sencillo como este papel de hornear. En la cocina es muy común utilizar papel con muchos fines: para el horno, para guardar alimentos, para envolver algún preparado que te quieras llevar al trabajo, para forrar moldes, para el deshidratador, para envolver las tabletas de chocolate que hayas preparado en casa… ¡Oh, yes! Mi utilidad favorita, ¡ja!
Y ni te imaginas lo que puede aportar el pequeño gesto de cambiar a este papel y dejar, por ejemplo, el contaminante aluminio, o el papel blanqueado también de hornear y que —en el fondo, afortunadamente— se encuentra ya de manera habitual en el supermercado para substituir al de aluminio.
Este papel es muy especial, ya que no se ha testado en animales ni se utiliza ningún producto de origen animal (algunos papeles utilizan ceras de abeja), se ha minimizado el uso de químicos contaminantes en su fabricación, no contiene cloros —sin duda, los tóxicos que no vemos a primera vista son los peores—, la caja que lo contiene es de cartón reciclado y además es certificado FSC, Forest Stewardship Council, una organización internacional sin ánimos de lucro que promueve la gestión responsable de los bosques del mundo. Este sistema de certificación riguroso nos garantiza el buen uso de los bosques y los productos que las compañías fabrican a partir de su explotación (madera, papel, etc.). Cada año más de 30 millones de hectáreas de bosques naturales son destruidas por la tala y deforestación ilegal para el lucro o la agricultura. Así que cada vez que compres productos certificados FSC, estás aportando tu granito de arena para cuidar de nuestros bosques, los bosques del planeta al que tanto dolor estamos inflingiendo. Yo lo tengo claro, si tengo que utilizar algún producto de este tipo puntulamente, quiero contribuir con el mejor gesto. ¿Te apuntas conmigo?
Tienes varias versiones de este papel según el uso que les quieras dar. Mi favorita es la de hojas cortadas, nunca las he necesitado más grandes que éstas, me es mucho más práctico que tener que cortar del rollo, y, además, te ahorras el tubo de cartón donde se enrollaría el papel. Si tengo que envolver algún alimento, pues no me cuesta nada hacer un paquetito con una hoja, y es muy relajante un ratito de origami. Para mí, es la versión más versátil de la gama, pero, como te digo, tienes otras. Míralo aquí.
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