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Salsa chía y ensalada rica en omegas

Esta ensalada no tiene mucho secreto, es deliciosa, nutritiva y se prepara en un santiamén. Tiene justo los ingredientes que ves: tomate, cebolla, lechuga maravilla, cilantro o perejil picado, aguacate madurito, aceitunas negras al natural, un poquito de chile fresco (opcional) y una salsa muy nutritiva y deliciosa. Bueno, en la salsa está el secretito de la receta de hoy, por eso es precisamente la protagonista de esta entrada.

Es una salsa rica en ácidos grasos esenciales de los más saludables. Contiene los antioxidantes omega 9 del aceite de oliva y los omega 3 de las semillas de chía. Ambos aceites o ácidos grasos nos van a ir fantásticos para reforzar nuestra salud cardiovascular y el buen funcionamiento de neuronas y cerebro. Son muy antiinflamatorios, con lo que no te olvides de regar con una cucharadita de aceites saludables tu ensalada. Olvídate de lo que algunos nos han querido hacer creer, que las grasas no son saludables, nos provocan problemas cardiovasculares y nos engordan. Las grasas, si no son grasas vegetales, crudas o de primera presión en frío, entonces sí, huye de ellas. Pero las grasas vegetales de calidad, de primera presión en frió, crudas y preparadas con consciencia nos cuidan, favorecen la salud cardiovascular, del sistema nervioso, del cerebro, la de los órganos vitales, dan la salud a la piel aportando elasticidad, brillo y belleza e incluso nos ayudan con la pérdida de peso.

La ensalada de hoy ya ves que es rica en grasas saludables, todas vegetales. Dos de ellas ni siquiera están procesadas de ninguna manera y provienen de alimentos vivos: el aguacate y las semillas de chía.

La más interesante de incorporar a nuestra dieta es la semilla de chía, porque nos aporta ácidos grasos esenciales omega 3 del tipo AAL (alfa-linolénico), el único ácido graso esencial que no puede producir nuestro cuerpo, pero que sí puede transformar en los otros ácidos grasos esenciales necesarios para nuestra salud, el ácido graso AEP (eicosapentaenoico) y el ADH (docosahexanoico).

El omega 3 de la chía es una joya, a parte de lo ya mencionado, es saciante ya que es muy rico en nutrientes, ayuda al cuerpo a perder peso y no recuperarlo y a prevenir y curar de enfermedades inflamatorias y autoinmunes graves.

Esta semillita poderosa es muy rica en proteínas completas —nuestro cuerpo puede aprovecharlas exactamente como están en la semilla, sin tener que procesarlas—, así que es excelente para nutrir nuestros huesos, músculos, cartílagos, piel y sangre.

También son muy fáciles de digerir y son ricas en minerales: calcio, hierro, magnesio, zinc, selenio, cobre, manganeso. Y ricas en provitamina A, vitamina C, E y vitaminas B3 (niacina) y B9 (folato).

Para los que no pueden consumir gluten, esta semillita no contiene gluten y además es un alimento antialérgico, a diferencia de otras semillas ricas en omega 3 como el lino.

Es un alimento muy energético, lo puedes incluir en tu dieta para cuando hagas deporte. La manera más sencilla de tomarlo es remojándolo en agua durante la noche o durante 8 horas mínimo (1 cucharada sopera por 1/2 taza de agua) y preparar un gel de chía que puedes tomar tal cual. Así es, un gel. La chía es una semilla mucilaginosa, está envuelta por una membrana hidrófila que se hincha de agua al remojarla, cosa que la hace muy hidratante si la tomamos previamente remojada como mínimo unos 15 minutos, mucho mejor si puedes remojarla 8 horas o durante la noche.

La chía es muy insípida, casi no tiene sabor, así que si tienes prisas pero no te quieres privar de sus beneficios, una cucharada de gel de chía al día te hidratará y te cargará de una energía insospechada.

La mejor manera de consumir esta semilla es moliéndola o batiéndola si es que se ha remojado previamente, para poder extraer mejor sus beneficios.

Las semillas oleaginosas combinan mucho mejor —son más digestivas y se aprovechan mejor sus nutrientes— al combinarlas con alimentos neutros como las hojas, verduras y hortalizas o con otras semillas. Encontrarás online muchas recetas con chía, azúcares y frutas, aunque esta combinación no es la mejor idea, ya que la chía enlentece la digestión; esto hace que la fruta fermente provocando hinchazón, gases, fermentación y enranciamiento de los aceites en nuestro intestino. Eso es lo primero que tenemos que evitar con los aceites, que se enrancien, ya que los aceites rancios son unos de los agentes más oxidativos y envejecedores celulares que existen. Y nosotros no queremos más oxidantes en nuestra dieta, ¿verdad? No, no, nosotros, si es posible, forever young… Así que, sobre todo si tienes problemas de salud intestinal, la chía mejor con la ensalada para mantener sus propiedades lo más intactas posibles. Si la tienes que moler, que sea al instante, también para evitar su oxidación, muy rápida cuando están molidas y casi inexistente cuando son semillas enteras.

Para incorporar la chía a tus ensaladas de manera simple y bien rica, puedes preparar alguna salsa que añada textura y sabor. Como la que te dejo a continuación.

Salsa chía

Ingredientes

1 C de semillas de mostaza, remojada durante la noche y enjuagada
2 C de semillas de chía, recién molida
1/8 c de sal marina o del Himalaya
2 ajos, chafados y con la piel
1/2 T de agua filtrada o de manantial
1 limón, el zumo
2 T de aceite de oliva virgen extra de 1a presión en frío

Método de preparación

Colocar todos los ingredientes menos el aceite de oliva en una batidora de vaso y batir hasta obtener una crema suave y viscosa sin ningún grumo.

Sin dejar de batir, añadir el aceite de oliva muy poco a poco, en un hilito, mientras bates hasta que emulsione la salsa y tenga una textura densa como la de la mayonesa.

¡Ya está! Súper fácil, ¿no? No hay nada mejor que preparar salsas y aliños que podemos guardar en la nevera durante unos días, en un recipiente de cristal con tapa aguantan my bien unos días.

Los podemos usar sobre nuestras enasaladas, una buena ensalada sencilla y con mucha hoja verde es la mejor adición a tu menú que se te pueda ocurrir. Recuerda que tienes semillas tan interesantes como la chía que puedes remojar y añadir o preparar así de sencillo en una salsa para obtener una buena dosis de omega 3 diaria con minerales, vitaminas y los aminoácidos esenciales que necesitamos (las proteínas que nuestro organismo no puede producir). Si además espolvoreas con unas semillitas de cáñamo pelado, aumentas el aporte de este mismo tipo de nutriente.

Que nadie diga que comer rico, verde y saludable es complicado. El nivel de complicación lo añade cada cual.

¡Bon appétit!

Crema frugicatalana con frutos silvestres

Donde yo vivo, y de donde soy, no hay fiesta que no se celebre con un dulce para la ocasión. Así, el día de la madre, todas las pastelerías se llenan de tartas Massini, en Pascua tocan  buñuelos y rosquillas, para Todos los Santos hay panellets y huesos de santo por todas partes e incluso castañas y boniatos al horno, para los Santos Patrones existen los roscones varios (tortells) o volantes, y para el día del Patrón —Sant Jordi— o el Día Nacional, hay pastelitos de crema quemada con barras de gelatina roja, o panecillos salados con las cuatro barras rojas.

Como el Día Nacional de Catalunya fue hace poco, todos los escaparates pasteleros se llenaron de amarillos y rojos comestibles durante unos días. Donde yo vivo, por buena a mala suerte, abundan las pastelerías tradicionales donde se encuentran los pastelitos más deliciosos, seguramente, poco recomendables. El único plus es que estos sitios ofrecen refinados y azucarados de lo más artesano. Ojalá hubiese también opciones saludables y conscientes en los mismos escaparates. No hay que perder la esperanza, yo estoy segura que ese día va a llegar pronto. Ya lo veo, lo mismo que he visto a mis alumnos abrir negocios de alimentación y restauración saludable aquí y allá y empezar a revolucionar su entorno. Vamos a ganar, estoy segurísma; y desde mis clases y talleres, yo voy a seguir aportando ese granito, incansable, a la divulgación de la alimentación consciente y saludable.

En fin, pero todos sabemos que la comida entra por los ojos, ¿verdad? Y aunque pueda parecer una tortura pasear, o simplemente pasar de largo en el día a día, ante este «paraíso» de golosinas no saludables, seguramente, si me conoces y me encuentras por la calle, igual estoy pegada al escaparate de una de estas pastelerías, una de mis debilidades del pasado.

Pero como todo pasado superado, la debilidad es ahora mi fortaleza, y me puedo dedicar ahora a admirar formas y colores, y a alabar la pericia y la habilidad pastelera de los artesanos de estos locales y sus dulces preciosos. Me divierte y, a veces, hasta me inspira. Como en la receta de hoy, en la que inevitablemente han salido a relucir los colores pasteleros de estos últimos días.

Pero, ya sabes, aquí es todo sanito y, lo mejor, si algún día se te antoja un dulce del pasado, mira, aquí tienes un sustituto delicioso preparado a base de frutas que no le envidia nada a la crema catalana o la crema pastelera. Lo mejor, es otra de mis recetas «pim pam», se prepara en un momento y… ni te cuento lo deliciosa que está, sana y ligera, ideal a media mañana o como merienda.

Aquí viene la receta.

Crema frugi–catalana con frutos silvestres

Crema frugicatalana con frutos del bosque

Para 2 personas

Ingredientes

Para la crema frugicatalana
1 melocotón de viña grande, con la piel y sin la semilla
1 mango, pelado y sin la semilla
1/8 c de cardamomo, recién molido
1/4 c de semillas de vainilla en polvo
2 C de aceite de coco virgen extra crudo

Para decorar
Frutos silvestres al gusto (grosellas rojas o negras, frambuesas, fresitas, arándanos, physalis…)
Hojitas de hierbas aromáticas al gusto (tomillo, salvia, menta)

Método de preparación

Batir todos los ingredientes para la frugi–crema catalana en una batidora de vaso, servir en cazoletas de crema catalana o similar, y reservar en la nevera durante un par de horas para que el aceite de coco gane consistencia. También puedes preparar la crema por la noche  y consumir al día siguiente.

A la hora de servir, decorar con los frutos silvestres y las hojas de hierbas aromáticas al gusto y disfrutar del mejor dulce sin culpas.

¡Bon appétit!

Pim pam pizza

¡Hola, amores!

Cuánto tiempo sin dedicaros una pequeña publicación en el blog. Desde el 22 de junio, ¡guau! Cuando me he dado cuenta hoy he pensado que se me iba a pasar el verano sin dignarme a dejarme caer por aquí.

Debes estar pensando que estoy de súper vacaciones y con la mente en blanco pensando en las olas y las nubes. Pero nada de eso. Vaya verano, bien ocupado con un trabajo que sabes que me encanta hacer: inventar recetas saludables, sencillas y con alimentos vivos que nos llenarán de vitalidad y escribiendo muchísimo.

La verdad es que estoy súper feliz, aunque con una montaña de nuevas actividades de último momento que me han venido por sorpresa justo en período vacacional.

Entre ellas, mi libro. Sí, como ya sabes, estoy escribiendo mi libro, bueno, de hecho, ya está escrito, ¡bien! Y, ahora, estoy preparando las fotos. Sí, sí, lo escribo y también ilustro mis recetas con mis fotografías; vaya mujer orquesta que estoy hecha, ¿verdad? La verdad es que a mi editora le gusta mi estilo y mi fotografía gastronómica y me propuso que me lo pensase, que sería bonito que también las fotos las hiciese yo. Confieso que dudé un poco, y me tomé un par de días para pensarlo, una decisión importante de este tipo no se puede tomar a la ligera. Y, mira, al final decidí que sí, que también hago yo el estilismo y la fotografía. Después de todo, aunque no soy fotógrafa, soy artista visual. Así que he estado —y estoy— disfrutando con los bodegones vivos y la fotografía como niño con zapatos nuevos. Está quedando precioso, pero, bueno, eso ya me lo contaréis vosotros el año que viene, que es cuando se publicará, ¿prometido?

Y, ¿qué más? Pues he comenzado una nueva colaboración con la revista Cuerpo Mente. Este mes se publicó un artículo mío sobre panes crudos, titulado «Panes sin levadura  ni horno». Es un extenso artículo de 8 maravillosas páginas a todo color  donde te explico los beneficios del pan vivo, su historia, las desventajas de consumir panes no vivos y 6 recetas inéditas para preparar 6 panes de Kijimuna’s Kitchen ilustradas con las preciosas fotografías de Anna Garcia Frígola. ¡Qué ilusión, ni te imaginas, ver mis panes fotografiados bajo una luz diferente, con tanta belleza y sensibilidad! La verdad es que parece un mini libro. Si te interesa la revista, la encuentras en todos los quioscos en La Península, vale sólo 3,00 euros, y 3,15 euros en Canarias. Además, hay otros artículos de interés, si no la conoces, merece la pena. Para los que vivís en Latinoamérica, en los países donde se distribuye la revista, llega dos meses más tarde. Así que, paciencia.

Y vendrán más artículos en un futuro, me encanta trabajar con el equipo de Cuerpo Mente, cuando las cosas fluyen, el trabajo es maravilloso. Así que ya estoy pensando en artículos nuevos que puedan ser de vuestro interés. Pero, mira, a parte de la larga lista de ideas que ya tengo para futuros artículos, si hay algún tema del que te interese saber más, sólo tienes que comentármelo abajo del todo de este post, y lo miramos para futuras publicaciones, ¿te parece?

Hay más noticias… Pero éstas las dejo pare el próximo post, donde anunciaré los próximos talleres que impartiré en Barcelona y que empiezan a finales de octubre. Ya sabes, si te interesa, stay tuned!

Y bien, para celebrar tanta buena noticia, te dejo hoy una receta nueva, bien sencilla y saludable, mi «Pim pam pizza». Se prepara en un momento, y no, la base no sabe a pizza, sabe muchísimo mejor y es infinitamente más saludable. Como es una base densa, pues sabes que toca comer sólo un trocito. Con esta receta te llega para 4 personas. Si quieres comer sólo tú, dividir las cantidades es base, ¿eh?, cuidado con los frutos secos que cuestan digerir. Y para acompañar, más ensalada verde bien saludable y revitalizante.

Aunque es una receta muy vistosa, es un plato que puedes preparar en un periquete en el día a día. Por la noche es una muy buena opción para cenar, ya que las almendras son muy  proteicas y ricas en aceites saludables. Estos alimentos es ideal consumirlos en la cena, ya que son alimentos con los que nuestro organismo se ayuda en el proceso de restauración y reparación nocturno.

Aquí te dejo la receta, pero no sin antes enviarte un abrazo enorme y darte de nuevo las gracias por estar ahí y hacer que mi trabajo sea el más bello de los trabajos. Gracias, gracias, gracias de verdad, sé que juntos estamos haciendo un camino muy importante. Y ahora… pim pam…

Pim pam pizza

Para 4 personas

Ingredientes

Para la base
250 g de harina de almendra (mejor si es de almendra activada y deshidratada)
1/4 T de aceite de coco crudo, en estado líquido
2 T de brotes de col lombarda, o al gusto
1 C de hojas de orégano secas

Para la salsa de tomate
1 tomate mediano maduro
6 tomates secos, sin remojar
1 hoja de laurel grande
1/2 T de agua filtrada o de manantial
1 c de canela en polvo
1/2 c de cúrcuma en polvo

Para el relleno
1/2 taza de gírgolas
1 C de aceite de oliva virgen extra de 1ª presión en frío
8 tomatitos cherry, cortados por la mitad
8 dientes de ajo negro, pelados
1 C de alcaparras al natural
2 T de hojas variadas al gusto (lechuga morada, hoja de remolacha roja, rúcula…)

Método de preparación

En un bol, combinar los ingredientes para la masa y mezclar suavemente primero con una cuchara de madera y luego con las manos hasta obtener una masa modelable. Colocar entre dos hojas de papel de hornear y con la ayuda de un rodillo ir aplanando hasta obtener una base circular de aproximadamente 1 cm de grosor. Con cuidado, colocar en la nevera y dejar reposar alrededor de 1 hora o mientras preparas el resto de ingredientes, para que se endurezca. Para mover la base de pizza sin que se te rompa, puedes ayudarte de una base para tartas, o con un plato muy plano.

Para la salsa, combinar todos los ingedientes en una batidora de vaso y batir hasta obtener una crema suave, espesa y deliciosa. Reservar.

Para el relleno, combinar en un bol las setas troceadas al gusto con el aceite y la sal, a mi me gusta trocearlas con las manos, son muy blanditas y se trocean muy bien siguiendo los nervios del sombrero de la seta. Masajear bien estos tres ingredientes y reservar mientras se maceran como mínimo durante 30 minutos.

Una vez la base de la pizza ha endurecido y ganado firmeza, añadir la salsa de tomate y extender con una espátula. Decorar con hojas verdes tiernas por encima y acabar con el resto de ingredientes.

Cortar y servir al momento.

¡Bon appétit!

Caracolas frutarianas con moras negras

Esta semana estoy que me salgo, aquí viene otra receta para que disfrutes este verano.

Es una receta súper energética, con mucho plátano e ideal para reponer fuerzas para los días que practiques más deporte.

Durante el año, reconozco que llevo un día a día más sedentario que por estas fechas, entre el frío del invierno y las horas de trabajo más intenso, pues, qué te voy a contar que no te suene, practico bastante menos ejercicio que cuando llega la primavera y, en verano, pues aprovecho e intento ponerme lo más en forma posible para cuando llegue mi época de inevitable sedentarismo.

Los días en que practico más deporte, digamos que corro como unos 12 km, me permito un capricho dulce bien nutritivo como esta caracola de frutas. No hay nada más satisfactorio que ejercitarse, sentir cómo el cuerpo y la mente se fortalecen, se oxigenan, se desintoxican, se refuerzan, se autosuperan y además se regalan un caprichito dulce maravilloso. Es todo un premio: nos lo hemos ganado y lo disfrutamos sin ninguna culpa y con todo el placer de saber que nos estamos nutriendo de la manera más sana posible.

Para este desayuno post work–out —yo practico deporte en ayunas o máximo con un zumito de naranja una hora antes—, he elegido plátanos deshidratados y moras negras. Si no encuentras moras negras, puedes utilizar pasas de uva, que son muy alcalinizantes. Los plátanos los puedes deshidratar en el deshidratador, quedan deliciosos, aunque tardan varios días en deshidratarse. Yo los encuentro deshidratados en una tiendecita preciosa donde venden muchos productos eco casi al lado de casa. Pero cuidado si compras los plátanos  deshidratados, tienen que verse muy oscuros, casi negros. Los he visto en otros lugares de color amarillo y te aseguro que algo le han debido hacer a esos plátanos para que no oscurezcan. Igual les añadieron aceites, igual les añadieron sulfitos, igual la temperatura de deshidratación era muy alta. Pero los plátanos deshidratados a temperaturas bajas y naturales se tienen que ver muy muy oscuros.

Consumir plátanos deshidratados o plátanos pasa es también una solución muy saludable para tu sistema digestivo y tu salud. Los plátanos, de no ser que maduren muy bien en la planta, contienen mucho almidón y pueden caer muy pesados. Pero si se cocinan o se deshidratan durante tantas horas, el almidón se convierte en azúcares durante ese proceso y son maravillosos en todos los sentidos: son súper dulces y aromáticos y se digieren la mar de bien, una golosina para cualquiera.

Los plátanos son muy ricos en azúcares (carbohidratos) y fibra, pero su contenido en grasas es casi nulo. El plátano no engorda, al contrario de lo que piensan muchos, más bien al contrario: gracias a su alto contenido en potasio nos ayuda a contrarrestar el sodio y, de esta manera, ayuda a la elminación de líquidos; un dato a apuntar para aquellas personas que padecen de hipertensión, gota o enfermedades reumáticas. El potasio también nos ayuda a reforzar el sistema nervioso, los músculos y el corazón. El plátano también es rico en magnesio, un mineral que también funciona como relajante muscular y nervioso, antiestresante y antiinsomnio.  También es rico en zinc, un oligoelemento que nos ayudará a reforzar la salud de la piel, uñas, cabello y los tejidos en general. Es rico en provitamina A, cosa que se suma al efecto del zinc, vitamina C y fósforo; todo esto nos ayuda a fortalecer el funcionamento del cerebro y es especialmente indicado en las épocas y etapas en las que  se necesita mejorar el rendimiento mental —época de exámenes para los estudiantes o para ayudar en la edad avanzada a retrasar los problemas de senilidad—.

Una fruta que no nos puede faltar, ¿no te parece? Eso sí, recuerda, mejor tomarlo muy muy muy maduro y mejor aún en su versión plátano pasa para que sus almidones sean 100% azúcar sin que se pierdan sus propiedades nutricionales.

Si además los tomamos disfrutándolos en una receta como ésta… No hay ningún dulce de repostería ni bollería fina que le pueda hacer sombra, ¡palabrita de honor!

Caracolas frutarianas con moras negras

Ingredientes

7–8 plátanos deshidratados
2 C de aceite de coco, en estado líquido
1 C de mezquite o de algarroba en polvo
1 C de moras negras

Método de preparación

En un plato plano para postres, coloca un aro de repostería de unos 15 cm de diámetro. Empieza a dar forma a tu caracola utilizando los plátanos uno a uno resiguiendo el interior del aro, es decir, empezando a modelar a tocar del interior del aro y seguir enrollando plátano a plátano hacia el centro del aro, enroscando cada vez más los plátanos según vayas llegando al centro de la espiral. Donde se hayan quedado huecos entre los plátanos, rellena al gusto con moras negras. Si no tienes moras negras, recuerda que puedes utilizar pasas de uva o alguna otra fruta seca pequeña.

Coloca ahora la caracola en su plato y aún con el aro en el congelador durante unos 5 minutos. No queremos que se congele, sólo que tome un poquito de frío para ayudar en el siguiente paso: el glaseado.

Para el glaseado, mezcla el aceite de coco con el mezquite o la algarroba en polvo y bate bien hasta obtener una mezcla bien suave y homogénea.

Retira la caracola del congelador y vierte el glaseado de aceite de coco y mezquite por encima, cubriendo los posibles huecos que aún queden por rellenar y glaseando de manera no uniforme la parte superior de la caracola de plátanos.

Reserva en la nevera como mínimo unos 15 minutos para que el aceite de coco solidifique y desmolda.

Reservar en la nevera hasta la hora de servir.

Éste es un temtempié delicioso, te va a sorprender seguro. La fruta seca por sí sola es muy densa, pero el aceite de coco le da un toque refrescante y ligero que te va a maravillar. Una delicia, no me canso de repetir lo delicioso que está, ¡ja, ja! Pero, bueno, vas a tener que probarlo para contarme, ¿no? No esperes más y a por esas caracolas…

¡Bon appétit!