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Bizcocho choconanas con alga cochayuyo

¡Madre mía! ¡Qué cabeza! ¿Cómo se me ha podido pasar?

Hoy es mi cumpleaños y, como tengo costumbre desde hace unos años, siempre comparto la receta de mi pastel o tarta para celebrar con vosotros. Este año, se me ha «olvidado». Y justo ahora he caído en la cuenta, que me lo acaba de recordar Marta, un amor de alumna que seguro tiene la cabeza en mejor sitio que yo, ja, ja.

La verdad es que el motivo del despiste es todo el trabajo que tengo entre manos. Voy a tope, no, lo siguiente. Entre ellos, uno de mis trabajos más bonitos que verá la luz el año que viene: mi segundo libro con Ediciones Urano. Este segundo libro será más sencillito y no tan gordito como el primero con sus 352 páginas y su base teórica para aquéllos que os interesa la ciencia detrás de la alimentación viva. Pero sé que las recetas que contiene os van a encantar.

De hecho, esta receta que comparto hoy aquí con vosotros, mi pastel de cumpleaños de 2016, va a ser una de las recetas del libro. También fue una de las recetas que preparamos en mi último taller de algas en Biospace: Algas para el desayuno y la media mañana. Sí, sí, ya sabes que las algas son muy nutritivas y que a muchos cuestan incluirlas en la dieta, por su sabor a mar o por su textura viscosa. Por eso entre este año y el que viene, en Biospace, le vamos a dedicar todo un ciclo para inspiraros sobre cómo incluirlas de manera sencilla y saludable en vuestra dieta. Ya celebramos el taller de algas para el desayuno y la media mañana, aún nos quedan tres talleres más por si os interesa. Las fechas están anunciadas ya en mi blog, y tan pronto como se acerquen fechas se abrirán las inscripciones.

Por muy sabor a mar que les encontréis o por muy viscosas que os parezcan, como en el fondo se necesita muy poca cantidad para beneficiarse de sus nutrientes, se pueden hacer maravillas que ni saben a mar ni tienen para nada esa textura viscosa. Las algas, en especial las marinas, son unos de los alimentos más completos de los que disponemos. Contienen todos los macronutrientes (carbohidratos, aminoácidos esenciales, ácidos grasos esenciales incluso omega 3), y todos los micronutrientes en diferentes proporciones (vitaminas, minerales, oligoelementos); la mejor manera de añadir alimentos a vuestra  dieta para que trabajen en sinergia, ayudando a un mejor aporte y asimilación de  nutrientes. Lo mejor, se pueden preparar de manera deliciosa.

¿No os lo creeis? Pues para muestra, un botón. Te dejo aquí mi pastel de cumpleaños de este año, que se hace un momento y es de lo más delicioso y sorprendente que has de probar este 2016, os doy mi palabra.

Bizcocho choconanas con alga cochayuyo

Para unos 16 trocitos

Ingredientes

Para el bizcocho
1 T (30 g)  de cochayuyo deshidratado , lavar y remojar durante 4 horas
1/2 T (125 ml) de agua
4 plátanos (400 g) bien maduros
1 y 1/4 T (150 g) de algarroba en polvo
6 nueces peladas y activadas, fileteadas o troceadas

Para enmoldar y decorar
1/4 T (30 g) de algarroba en polvo
1 C (5 g) de leche de coco en polvo

Método de preparación

Colocar el cochayuyo en un procesador o robot de cocina y procesara hasta obtener un pasta muy suave.

Añadir los plátanos y la algarroba y seguir triturando esta masa hasta una textura muy suave.

Rebajar poco a poco con el agua sólo si es necesario (si quedan grumos). A veces los plátanos son más o menos cremosos, dependerá de esto.

Cuando tengas la consistencia de una masa modelable, añade las nueces fileteadas o troceadas y mezcla pulsando intermitentemente en el procesador, para que no se trituren demasiado.

Para enmoldar, coloca la masa en un bol y espolvorea el exterior con la algarroba creando un volumen manejable con las manos.

Coloca en un molde desmoldable cuadrado de unos 20 cm x 20 cm , distribuye la masa homogéneamente y presiona suavemente con los dedos, sin compactar demasiado.

Desmolda, corta en cuadritos al gusto y espolvorea con la leche de coco en polvo.

Bon appétit!

Agujeritos de donuts

Si hay algún dulce que me parezca simpático, son esos buñuelos que se preparan con la masa que sobra del centro de los donuts. No es que los consuma, de hecho, nunca los he probado; pero siento simpatía por esas bolitas hinchadas y esponjosas que resultan de freir el centro de un bollo circular.

Personalmente este tipo de bollería me deja bastante indiferente, prefiero un millón de veces el dulce de los alimentos tal cual. La verdad es que tengo mucha suerte, porque tanto la harina industrial, como los cereales con gluten, como los azúcares refinados y los refinados en general crean adicción. Sí, sí, incluso los cereales integrales pueden crear una gran adicción; por eso muchas personas sufren cuando quieren llevar una alimentación más saludable, porque puede ser que pasen por etapas donde se manifiesta «el mono» de los cereales típicos de los panificables y sólo piensen en panes y bollos.

De manera natural los granos de los cereales, especialmente los cereales con gluten, contienen sustancias opiáceas responsables de la adicción a los panificados y otros preparados farináceos (pasta, repostería, cereales de desayuno…); también generan apatía, lentitud y adormecimiento al consumirlos y, a nivel intestinal, favorecen el estreñimiento e incrementan la permeabilidad que favorece procesos inflamatorios. No me extenderé más en este punto, ya sabes que podría estar horas hablando sobre los efectos de los alimentos en la salud. Pero no me quiero ir por las ramas, que hoy lo que toca es escribir esta receta para que te prepares uno de los dulces más ricos, ligeros y saludables que puedas probar. Aunque si te interesa el tema, lo desarrollo muy extensamente, con más detalles y citando fuentes y estudios contrastados en mi libro Raw Food Anti–aging.

Bueno, en la entrada de hoy te dejo esta idea para que prepares tus propios agujeritos de donuts con… ¡zanahorias! Sí, sí, sí. Estos de la foto son de zanahoria, y están deliciosos, y sin frutos secos ni semillas, ni refinados, ni tan sólo cocción. Son ideales para la época del año en la que estamos, ya que las raíces tienen un efecto termogénico al consumirlas, nos ayudan a generar calor de manera natural. También nos dan energía sostenida a lo largo del día, y tienen un efecto saciante, con lo que podrían ayudar en las dietas de aquellas personas que necesiten perder peso. El resto de beneficios, ya los conocemos, ¿verdad? Sus carotenos nos ayudan a mantener la salud de piel, cabello y uñas; fortalecen la vista y son muy antioxidantes.

Agujeritos de donut

¿Y el rebozado blanco que parece azúcar glass? Sí, seguro que te lo debes estar preguntando. Bueno, pues este rebozado blanco está hecho con uno de mis productos favoritos de Salud Viva, y es una solución sencilla, nutritiva, saludable, deliciosa y bella para cuando quiera glassear mis dulces. Es leche de coco en polvo, un producto muy puro; no contiene maltodextrina, que se suele añadir a otras leches en polvo para que se mezclen de manera homogénea al poner una cucharada en cualquier líquido. Uy, para mí, maltodextrina no, por favor. La maltodextrina, digan lo que digan de su procedencia, la puedes encontrar eco, la prefiero tener en la lista de los comestibles nocivos ya que es un potente inflamatorio intestinal, para los sitemas digestivos delicados sobre todo. Si quieres cuidarte por dentro, ten cuidado con las leches vegetales que venden ya preparadas; lee las etiquetas y verás que no todas son tan buenas como parecen.

En todo caso, la que he utilizado para rebozar los agujeritos de donuts, es la bomba. Suave, suave y sedosa. Dulce pero sin exagerar, y con un punto graso muy agradable, ya que se prepara a partir de la pulpa y el agua del coco, y tiene ese dulzor típico que recuerda a este fruto.

No olvidemos que no nos hace falta incluir productos sucios en nuestra dieta. Y esta receta que te dejo ahora mismo es prueba de ello. Saludable, deliciosa y muy sencilla de preparar. Te va a encantar.

Agujeritos de donut

Ingredientes
Para 15 unidades

Para los agujeritos
400 g de zanahoria
300 g de moras blancas deshidratadas
1 C de canela en polvo
1 C de jengibre en polvo
1 c de vainilla en polvo
1 C de azúcar de coco (opcional)
1 C de harina de coco
1 C de leche de coco en polvo
1 c de ralladura de limón

Para el rebozado
1/2 T de leche de coco en polvo

Método de preparación

Lavar las zanahorias y limpiar la piel con un cepillo de cerdas naturales para cepillar verduras. De esta manera no la eliminamos por completo, la piel de las raíces es mucho más nutritiva que su pulpa, conviene que no la eliminemos. Eso sí, tiene un ligero sabor amargo; pero recuerda que es muy nutritiva y tiene propiedades cicatrizantes, merece la pena esa nota amarguita aunque se trate de un dulce.

Triturar las zanahorias en un procesador de cocina y triturar muy finitas, añadir las moras blancas y triturar muy bien junto a las zanahorias hasta obtener una mezcla homogénea.

Mezclar ahora todos los ingredientes para la masa en un bol y mezclar muy bien con la ayuda de una espátula hasta obtener una masa modelable.

Dividir esta masa en 15 porciones y dar forma de bolitas.

Colocar la leche de coco en polvo en un bol y rebozar cada bolita hasta cubrirla. Debería sobrar la mitad de la leche de coco, la reservamos. En este punto, ya las podrías servir y comer. Pero la receta se puede mejorar, ¿sigamos?

Colocar las bolitas rebozadas en leche de coco en las láminas del deshidratador y deshidratar durante 4 horas a 38 ºC. También puedes utilizar el horno a la temperatura más baja, especialmente si es un horno con ventilador y temperatura controlada, aunque no es lo mismo, seguro que está delicioso y es muy sanito.

Una vez transcurridas las 4 horas de deshidratación, volver a rebozar las bolitas utilizando la leche de coco en polvo que habías reservado.

Listos los agujeritos de donut para servir y disfrutar. Los puedes servir tal cual o añadir algún topping al gusto, en mi caso yo los espolovoreé con nueces de Brasil laminadas bien finitas.

Bon apéttit!

Súper super bowl con bayas

¿Te pasa alguna vez que tienes tanto y tanto que hacer que no tienes tiempo de cocinar o pensar siquiera en lo que te vas a preparar para recargar pilas de la manera más saludable?

Sí, sí, a todos nos pasa, ¿verdad? La agenda puede ir tan llena que vamos dejando lo más importante, nuestra salud, para «después».

Es lo que me pasa a mí cada otoño. Empiezan las clases, hay que retomar proyectos que se quedaron en pausa durante las vacaciones de verano. Surgen proyectos nuevos, ferias, festivales, clases, talleres, artículos, desarrollo de nuevas recetas, mensajes y mensajes y mensajes por responcer… y, mientras tanto, sigue la experimentación en la cocina y parece que el tiempo se encoja…

Pero, ante todo, me niego a renunciar a seguir haciendo ejercicio para cuidar mi cuerpo, a dejar de leer para cuidar mi mente, y a dejar de comer bien para cuidar a todas y cada una de mis células.

Hay muchas otras cosas que desafortunadamente van cayendo fuera de la agenda, como las horas de ocio, o algunas invitaciones y charlas a las que he tenido que decir que no, hasta que no tenga un clon, claro, no podré hacer frente a todo… Pero mi trabajo me encanta y, además, tiene una faceta social muy importante. Tengo la gran suerte de conocer y ayudar a personas que quieren mejorar ellas mismas y ayudar a sus familias y entorno también a mejorar, y que apuestan por un mundo mejor desde sus pequeños actos cotidianos, día a día, acto a acto. Es maravilloso.

Peeeeero, mira, es cierto, se le acaban las horas al día y a veces no da tiempo ni a pensar «y hoy, ¿qué como?».

Para esos días, tengo una solución infalible, una receta que se puede preparar en cuestión de 15 minutos sin demasiado jaleo, está llena de antioxidantes que mantendrán a nuestros sistemas nutridos y saludables, y que nos aportan un poco de todos los nutrientes que necesitamos al día. Sí, sí, el plato que te traigo hoy es bien simple, pero te aseguro que está pensado a conciencia y, lo mejor, con ingredientes fáciles de encontrar y con producto orgánico de temporada bien madurito bajo los rayos del sol.

Antes de mi super bowl, mientras mezclo ingredientes y reposa y se incha la chía, me gusta prepararme un zumo verde bien simple. Generalmente, de apio y limón, o de apio y raíces de temporada (nabo, daikón, remolacha blanca o roja, zanahoria naranja o morada); parecen ingredientes muy sobrios, ¿verdad? Pues los utilizo porque son los más alcalinizantes y más cargados de minerales, los encuentro deliciosos. Me sientan súper bien si rebajo el zumo con agua y lo tomo a pequeños sorbos, para no estresar el estómago ante tal concentración de nutrientes… y si hace fresquito, añado el agua tibia y, a temperatura corporal, este zumito se convierte en la «sopa viva» más exquisita del planeta. Suave, fácil de digerir, oxigenante, remineralizante, vitaminante y deliciosa. No se le puede pedir más a un alimento.

En días en los que la agenda me queda apretada, me preparo los platos más energéticos y nutritivos, saciantes y al mismo tiempo fáciles de digerir, con sus grasas saludables —el mejor omega 3, de origen vegetal—, todos los aminoácidos esenciales, los mejores carbohidratos, todas las vitaminas, minerales y oligoelementos y los más potentes polifenoles, como los que se encuentran en las uvas negras. Ahora que estamos de temporada, aprovecha y come uvas siempre que puedas, piensa en las uvas como en nuestra berries autóctonas. Escoge las negras a ser posible, que tienen muchos más nutrientes y fitonutrientes rejuvenecedores y vitalizantes.

¿Vamos a por esa receta?

Para la base de mis Súper super bowls para cuando no hay tiempo me gusta preparar leche de cáñamo pelado por diferentes motivos: sólo tengo que batir sin necesidad de filtrar, no hace falta remojarlo si no quieres, tiene un sabor muy nuetro que te permite preparar tanto platos dulces como salados, contiene todos los aminoácidos esenciales y es súper rico en omega 3. No te olvides de cuidarte, porque, sin duda, te mereces lo mejor.

La chía en estas situaciones «pim, pam, fuego», no la trituro. La dejo remojar, bien desde la noche anterior o bien durante 15 minutos en la leche vegetal que preparo siempre yo misma. Aunque la chía es mucho mejor triturarla antes de consumir, ya que nuestro sistema digestivo no tiene la capacidad necesaria para poder romper las semillitas, y lo que se escapa de entre los dientes sale del cuerpo tal y como entró. Por eso, mastica lo mejor que puedas, si es que no trituraste tu chía. Y, recuerda, masticar e insalivar a conciencia tus alimentos es lo mejor que puedes hacer para mejorar la digestión y la absorción de nutrientes.

Aquí viene ya la receta más nutritiva del planeta… A disfrutar cuidándose.

Super bowlSúper super bowl con bayas para cuando no hay tiempo

Ingredientes

1/4 T de semillas de cáñamo
1 T de agua filtrada o de manantial
1/4 T de semillas de chía
1 T de uvas negras, mis preferidas son las ull de llebre y las moscatel negras de La Rioja
1/4 T de arándanos
2 C de bayas goji
1 mandarina o 1/2 naranja, pelada y desgajada
10 pistachos crudos, pelados
4 nueces de Brasil, fileteadas a cuchillo antes de servir
1 C de aceite de coco
1 c de jengibre en polvo
1 c de canela en polvo

Método de preparación

En una batidora de vaso, combina el cáñamo con el agua y bate junto con el agua hasta obtener una leche vegetal deliciosa.

Mezcla en un bol la leche de cáñamo con las semillas de chía y mezcla muy bien con una cuchara. Deja reposar como mínimo unos 15 minutos.

Sirve en tu bowl favorito y decora con la fruta, los frutos secos, el jengibre y la canela y el aceite de coco.

Regálate una pausa y disfruta de este plato lleno de vida pero fácil, fácil, fácil de digerir. El trabajo ya vendrá luego y, con platos como éste, no habrá quien nos pare.

Bon appétit!

Bisque de melocotón

Ahora sí, definitivamente se nota el cambio de estación, ¿verdad? El otoño entra con paso seguro y aunque los días son aún lo suficiente cálidos, las mañanas ya son demasiado frescas como para no pensarse dos veces salir a la calle temprano sin una chaquetita, aunque sea finita. También la fruta de verano está ya desapareciendo poco a poco, y quizás esta semana podamos disfrutar de los últimos melocotones y nectarinas. Otras frutas vienen. De hecho, la fruta de otoño es mi favorita. ¿Será por qué nací en otoño? Esta es mi estación y es una de las que más disfruto con sus vegetales y sobre todo con sus frutas de color y sabor intensos, con mucho dulce natural.

Este año he comprobado que los melocotones, las nectarinas, los albaricoques son frutas muy digestas y muy fáciles de combinar en cualquier plato. Además, aportan un extra de agua biológica para mantenernos hidratados durante más tiempo, vitaminascarotenoides de gran valor para la salud de nuestra piel, vista y tejidos en general, minerales y oligoelementos.

A mí me encanta comenzar las comidas con fruta y luego hacer una pausa para comer una ensalada ligera. Las frutas, en general, tienen una digestión mucho más rápida que las semillas, o las algas, o las setas, o incluso las hojas y verduras, de fibra más difícil de digerir. Por eso es buena idea comerlas como el primer plato, para dar prioridad a su digestión más ligera, y dejar pasar unos minutos, a ser posible unos 30 minutos, antes de consumir otras verduras.

Si las acompañas de verduras de hoja tierna (espinacas, lechugas, rúcula, etc.) incluso tendrás una mejor digestión y un efecto más alcalinizante, y la clorofila y el contenido de fibra extra de las hojas harán que los niveles de azúcar en sangre no suban tanto como cuando consumimos las frutas solas (especialmente las muy dulces) y tendrás un plato atractivo y delicioso con el que abrir el apetito de sólo mirar. Procura simplemente no hacer mucha mezcla y no combinar fruta muy dulce con fruta ácida para una mejor digestión y, sobre todo, aségurate que la cantidad de hoja en tu comida es 4 ó 5 veces mayor que la cantidad de fruta. Es una fórmula con éxito asegurado para servir un primero.

A parte de clorofila, también puedes añadir agua, algas o un poquito de aceite —siempre de 1a prensada en frío y sin calentar— para que la digestión sea más lenta y no nos causen picos de azúcar en sangre en su ingesta. Aprovecha para incluir aceites ricos en omega 3 como el de chía o del de cáñamo, aunque el aceite de oliva es fantástico en frutas con la ensalada o cremas de fruta.

¿Que no has probado hacer una sopa o crema de frutas de primero nunca? Pues estoy segura que te van a encantar. Aquí te dejo una de mis cremas favoritas, bien digestiva por el tipo de ingredientes y porque lleva pocas mezclas; es una maravilla, te lo aseguro, tanto por su textura cremosa como por su equilibrio de sabor dulce y salado. Y el color, reluce como una joya; es de esos platos que seduce a todas las miradas. I promise!

Para preparar esta bisque de melocotón, verás abajo que te digo que no peles los melocotones, no hace falta. Sí que pelaremos el mango, ya que su piel es un poco irritante para las mucosas. Batiremos todo junto, el melocotón con la piel, de esta manera preservamos la mayor cantidad de sus antioxidantes, pero nos ahorramos esa textura peludita a la que algunas personas son incluso alérgicas. Ya verás, no se nota nada.

Como te decía, por su riqueza en carotenos esta bella frutita es beneficiosa para la salud de la vista y la piel; pero también sus contenidos en vitamina C y selenio la hacen muy antioxidante. Tiene además propiedades coleréticas, estimula la formación de bilis y, por tanto, la depuración del hígado. Aún hay más: es diurética, contribuye a la salud renal y de la vesícula y además estimula el tránsito intestinal. Te lo decía más arriba: de lo más digestiva.

Bien, aquí tienes ya la receta, tienes que probarla, se hace en un momento y es maravillosa. Ya te digo yo que no me vas a poder decir que esta cremita te ha dejado indiferente; seguro que repites. Yo, de momento, me voy despidiendo con ella de los últimos días de la temporada de melocotones.

Nota: en la foto verás que va acompañada de pan… Así es, es un pan muy especial, también crudo, que aunque no comparto ahora contigo, te avanzo que formará parte de mi próximo libro, que ya está en proceso… Qué ilusión…

Bisque de melocotón

Bisque de melocotón

Para 4 personas

Ingredientes

4 melocotones o 4 nectarinas, con la piel, sin la semilla y troceados
1 mango, pelado, troceado y sin la semilla
1 c de sal del Himalaya
1/4 T de aceite de oliva
1 limón, el zumo
4 lichis, peladas y sin la semilla, para decorar
1 C de vinagre de umeboshi
1 pellizquito de pimienta negra, recién molida (o al gusto)
1 c de cúrcuma en polvo o una raíz pequeña de unos 2 cm

Método de preparación

Colocar todos los ingredientes en una batidora de vaso y batir hasta obtener un crema bien suave.

Servir en cuencos y decorar con los lichis al gusto, un chorrito de aceite de oliva y pimienta recién molida al gusto.

Bon appétit!

¿Te vienes conmigo de viaje?

Hoy os cuento mi último viaje a Londres, con muchos detalles de nuevos e interesantes lugares donde comer healthy que descubrí. ¿Qué me decís? ¿Os venís comigo de viaje?

Viví en Londres casi cinco años de mi vida. Nada más llegar a esta ciudad cosmopolita, hiperproductiva y súper creativa, llena de personas con los sueños y proyectos más diversos, me enamoré de ella. Aterricé con la idea de pasar sólo seis meses, iba a realizar un proyecto durante ese tiempo, que al final se convirtió en cinco años maravillosos de mi vida durante los que conocí a personas hoy muy queridas que llevo cada día muy cerca de mi corazón.

Desde que regresé «a casa» tras esos casi cinco años, he ido volviendo a The Big Smoke, mi «otra casa», intermitentemente para observar cómo van cambiando, a ritmo trepidante, su paisaje urbano y sus costumbres. Uno de esos cambios más gratificantes e inesperados ha sido en el ámbito de la alimentaicón, tanto en los menús ofrecidos por los innumerables locales dedicados a la restauración como en los mercados y supermercados. Cambios hacia una alimentación más consciente que hace unos años me hubiesen parecido impensables son hoy día una realidad.

Nada mejor que romper el ayuno con white berries orgánicas. Éstas las compré en una de las tiendas de producto orgánico más completas de Londres, en el barrio de Shoreditch, As Nature Intended. Deliciosas, refrescantes, hidratantes, con un toque ácido y muy poco dulces; pero una delicia seguro.

Nada mejor que romper el ayuno con white berries orgánicas después de unas horas paseando. Éstas las compré en una de las tiendas de producto orgánico más completas de Londres, en el barrio de Shoreditch, As Nature Intended. Refrescantes, hidratantes, con un suave toque ácido y muy poco dulces; una delicia para la media mañana.

Este verano, una vez más, aproveché para hacer uno de mis viajes relámpago, y es esto lo que quiero compartir con vosotros hoy en esta entrada. En mi visita no pude dejar de quedarme maravillada al comprobar la oferta veggie y healthy de múltiples locales, incluso los platos más tradicionales tienen hoy su versión vegetal, desde los mercados antiguos hasta los supermercados de las zonas residenciales pasando por bares, restaurantes e incluso pubs sin mencionar las nuevas súper tiendas de productos orgánicos.

Por lo que pueda acontecer, no es mala idea ser precavido y llevar encima alguna barrita especial. Ésta de moringa no está mal, a mi no me gusta el sabor de la moringa, pero reconozco que se integra muy bien con el resto de ingredientes.

Por lo que pueda acontecer, no es mala idea ser precavido y llevar encima alguna barrita especial —energética y proteica en mi caso— o alguna fruta. Ésta de moringa no está mal. A mí no me gusta el sabor de la moringa —a pesar de todos sus beneficios—, fue un poco arriesgado comprarla, pero reconozco que se integra muy bien con el resto de ingredientes.

No, todavía no están todos los que son, pero espero que sí estén todos pronto —me sorprendió muchísimo la ausencia de consciencia en el menú del restaurante de las Tate Gallery—. Sin duda, me reafirmo en lo que he dicho otras veces, la revolución compasiva, consciente y healthy ha venido para quedarse.

El primer shock fues esta barrita energética raw tipo brownie que, junto con otras también raw, vendían en el café de la estación al lado de mi antiguo hogar.

El primer «shock» fue esta barrita energética raw tipo brownie que, junto con otros dulces también raw y productos de bollería menos recomendables, vendían en el café de la estación de tren al lado de mi antiguo hogar. Un café sin pretensiones, aunque coqueto en una preciosa estación victoriana, con opciones saludables… Ojalá fuese así en todas partes.

Muchos critican la cocina inglesa porque la desconocen, desconocen su sentido, el tipo de preparaciones y hasta sus verdaderos platos, «la cocina de grandma«, que nada tiene que ver con el junk food que se suele servir en los pubs —los típicos fish and chips, frituras diversas, los desayunos tradicionales ingleses más delirantes cargados de grasas saturadas enranciadas por la cocción a altas temperaturas, los refinados y los azúcares y aromas añadidos (sólo hay que leer los ingredientes en las latas de baked beans, que no pueden faltar en el típico English Breakfast, el tradicional y ahora también la versión vegana) —.

Aromáticas y setas en Borough Market

Hierbas aromáticas y setas en Borough Market, como en casa…

La verdad es que la auténtica cocina British no es una cocina fácil y rápida, con todos sus caldos, sopas, cremas, ahumados, panes caseros, pies, tartas y horneados que piden horas y horas de cocción y bastante preparación; largas horas durante las que, antaño, los fuegos de las cocinas calentaban poco a poco los hogares durante el frío invierno. Para los no locales ésta es una cocina muy desconocida, y raramente encontraremos un restaurante de proper British food, como los verás anunciados si es que tienes la suerte de toparte con uno.

Para los que tienen una dieta más flexible que la mía, estamos de suerte, en el stand de Pie Minister (me encanta el nombre) tienen versiones vegetarianas de los clásicos pies, servidos con potato mash y mushy peas y gravy al gusto (puré de patatas, guisantes chafados, y salsita al gusto).

Para los que tienen una dieta más flexible que la mía, estamos de suerte, en el stand de Pie Minister (me encanta el nombre) tienen versiones vegetarianas de los clásicos English pies, servidos con potato mash,  mushy peas y gravy al gusto (puré de patatas, guisantes chafados y salsita al gusto).

Si quieres tener una impresión de algunas preparaciones tradicionales, en Borough Market, un antiguo mercado medieval recuperado hace unos años atrás y ubicado muy cerquita del London Bridge, puedes degustar algunas recetas autóctonas auténticas preparadas de manera artesana con los mejores productos de las islas. Y aunque estas recetas incluyen productos animales, hoy día encuentras también versiones vegetarianas y veganas; al final, tampoco es tan difícil veganizar un plato de este tipo, ya que los acompañamientos favoritos ingleses son los guisantes, las patatas y adoran las espinacas, las setas, los puerros, los boniatos… Aunque estos platos no estén hechos para mí, me parece extraordinario que se puedan encontrar cada vez más versiones compasivas y, a veces, hasta casi saludables.

Freshly organic made juices en Borough Market.

Zumos orgánicos recién exprimdos en Borough Market. Oh, wow!

Freshly organic made juices en Borough Market.

Hierba de trigo orgánica para shots o para complementar el zumo al gusto, más fresca imposible.

Lo que más me fascinó esta vez en Borough Market fue no sólo la oferta veggie de cocinas del mundo, sino el nuevo stand de zumos orgánicos preparados al instante, todos very living. ¡Qué bien! No hay nada que me choque más que la moda del zumo verde envasado por todas partes, algunos tienen durabilidad de hasta 7 días o más, incluso los comercializan con ese típico color apagado verde botella de planta desfallecida, los líquidos separados, ¡uf!… señal de que están ya completamente oxidados y añejos; al final es lo mismo que beber agua (o peor, porque el agua no está oxidada…) pero a precio de oro. Pero mira, tenemos suerte, no todos son igual de cómodos al ofrecer los zumos cold–pressed, como los llaman ahora.

Zumo recién exprimido en Borough Market.

Shot de hierba de trigo recién exprimida en Borough Market. Donde esté un wheatgrass shot que se quite la cafeína en cualquier forma.

En Borough Market no sólo preparan zumos frescos al instante, sino que los hacen orgánicos, cold-pressed, of course, e incluso de hierba de trigo (wheatgrass) fresco para los shots o para añadir a los zumos al gusto.

En los pubs populares, igual que en los otros locales, el agua es cortesía de la casa; a veces viene infusionada con limón o con pepino. En las cartas se espcifica el aporte calórico de cada "junk dish", sea vegetal o no... Algo es algo.

En los pubs populares, igual que en los otros locales, el agua es cortesía de la casa; a veces viene infusionada con limón o con pepino. En las cartas se esepcifica el aporte calórico de cada «junk dish«, sea vegetal o no… Algo es algo.

Otra de las cosas que más me sorprendió en este viaje fueron los menús con conteado calórico en los pubs populares —qué pena que tengan tan poco de consciente—, donde sin duda no llegan los turistas, y que también ofrecen versiones vegetarianas y veganas de platos de pub típicos que, aunque nada saludables ni recomendables, han puesto un acento en  advertir al consumidor de los excesos. Señal clara que las autoridades de la salud empiezan a preocuparse por los casos cada vez más comunes de sobrepeso y obesidad. Genial que al menos se les haya ocurrido esta técnica para avisar dónde están las sobredosis calóricas en la comida basura, generalmente, en grasas saturadas enranciadas y azúcares añadidos. Pero lo más notorio, al menos para mí, fue que en todos los locales te ofrecen agua e incluso agua infusionada con piel de pepino o con rodajas de limón, gratis. Bien, habrá que hidratarse —sobre todo teniendo en cuenta la manera de beber descontrolada típica de estas tierras después del trabajo—, ahora ya no hay excusas.

Green Smoohty en Sky Garden

Un green smoothie en la Darwin Brasserie en Sky Garden, un placer sin culpa y, literalmente, en las puertas del cielo.

Para los amantes del porridge, esta versión con quínoa de la Darwin Brasserie es un winner. Lleva quinoa, leche de coco, arándanos, plátano y canela con sirope de arce. La sirven calentita.

Para los amantes del porridge, esta versión con quínua de la Darwin Brasserie es un winner. Lleva quínua, leche de coco, arándanos, plátano y canela con sirope de arce. La sirven calentita.

Una de mis mejores experiencias esta vez fue visitiar Sky Garden y desayunar un súper batido verde en su Darwin Brasserie. Un lujazo añadido pasear por los jardines interiores de este rascacielos en la City desde donde puedes disfrutar de un panorama de 360º sobre la ciudad y, mejor aún, comer alimentos de verdad si te apetece.

Pero aún hay un «todavía mejor», y es que estos cambios no están sólo en la capital de UK, sino en otros muchos lugares. Esta vez, aprovechando mi mini escapada estival, decidí visitar Canterbury y, oh my!, había unos cuantos lugares con sorpresas esperando.

Burgate Coffee House

Después de un par de horas de viaje en tren más una caminata y en ayunas, una leche de almendras sin endulzantes recién hecha en el humilde Burgate Coffee House es un regalo del cielo; digestiva, saciante, alcalinizante, hidratante, remineralizante, calmante… OMG, ¿qué más se puede pedir? Solamente que salga el sol, ¿no?

Desde el sencillo Burgate Coffee House al lado de la catedral con sus sandwich veganos —perlas raras entre otras ofertas nada veggie— y su leche de almendra cold–pressed del día, hasta Kitch, un pequeño restaurante con muchas opciones orgánicas y «saludables» para todos. Bueno, ya sabes que en mi caso «para todos» no es algo que necesariamente me solucione el dilema de comer para alimentarme, pero al menos facilita el poder picar algo en grupo cada uno con sus dietas y sus gustos. Reconozco que tras marear a la camarera —afortunada o desafortunadamente, como de costumbre—, conseguí comer de lo mejor, aunque no todos los ingredientes fuesen crudos. Eso sí, un 11 para el servicio, je, je, que me soportó tantos cambios en el plato que al final no se parecía en nada al original, excepto en los falafel de boniato. Siempre me tocan estos camareros/-as divinos/-as… A veces escucho cómo se quejan otros «veggie eaters» de lo mal que los atienden en muchos restaurantes; ¿será casualidad? o ¿será causalidad? Me inclino por lo segundo, una sonrisa y un «por favor, ¿podemos hacer algún cambio?» no pueden sentar mal a nadie, ¿no crees?

Green Smoothie at Kitch, Canterbury

En Kitch, en Canterbury. El smoothie recién hecho del día no sólo es nutritivo, sino maravilloso; poco dulce y refrescante con un toque de menta, espinacas, mango y limón. El servicio, fantástico; y el lugar, en una antigua casa Tudor en la avenida principal, luminoso, sencillo y bien cuidado; muy acogedor.

My lunch, en Kitch en Canterbury. Me encanta el rebozado del aguacate, y los faláfel de boniato eran muy sencillos pero deliciosos. Para mí, un 10 este plato, aunque no me pude salir con la mía y comer todo crudito... un día es un día, y una excepción una excepeción.

My lunch en Kitch, Canterbury. Me encanta el rebozado del aguacate, y los faláfel de boniato eran muy sencillos, aromáticos, especiados por fuera y deliciosos. Para mí, un 10 para este plato humilde cargado de nutrientes, aunque no me pude salir con la mía y comer todo crudito… un día es un día, y una excepción, una excepción.

Raw bliss blass to take away

La ensalada en Kitch fue realmente saciante, no nos cabía nada más. Pero como tampoco nos queríamos quedar sin postres, me pusieron estas raw bliss balls en su cajita listas para llevar. La base es de dátil y cacao en todas, con variaciones de nueces, anacardos, coco y extra de cacao. Deliciosas y very rich… sin hambre para el resto del día.

Menos suerte tuve en la visita a Whitstable, un precioso pueblito en la costa que se enorgullece por ser capital de la ostra —not for me, thanks! Allí, las únicas cosas que me parecieron nutritivas y naturales fueron los rallitos de sol, la lluvia, el aroma del mar y la fresca brisa marina. Otro año será.

Whitstable

En Whitstable, un pueblito costero bañado por el Mar del Norte. La brisa marina es brava y el sol tenue es siempre bienvenido.

Definitivamente, en UK, para comer alimentos vivos en lugares públicos, Londres es el lugar. Mis sitios favoritos, sin duda, The Pharmacy y Nama Foods, los dos restaurantes se encuentran en Notting Hill; aunque hay innumerables sitios esparcidos por la ciudad, sobre todo por Soho y la zona de Covent Garden. Por The Pharmacy sentía curiosidad, es un restaurante reciente con oferta diversa, aires gourmet y opción omnívora, vegetariana, vegana y raw vegan, y a Nama Foods —vegano y raw—tenía muchas ganas de volver, ya que hace muy poco empezó a colaborar con sus dulces increíbles Amy Levin, chocolatier raw food con la que he tenido el honor de formarme en el arte del raw chocolate.

Esta ensalada viva con una salsa de remolacha deliciosa, brotes, germinados, semillas activadas y crackers de semillas es una de las delicias que encontraréis en la carta del restaurant The Pharmacy, en Notting Hill. Ojalá todas las farmacias fuesen como ésta...

Esta ensalada viva con una salsa de remolacha deliciosa, brotes, germinados, semillas activadas y crackers de semillas es una de las delicias que encontraréis en la carta del restaurante The Pharmacy, en Notting Hill. Ojalá todas las farmacias fuesen como ésta…

Ir con amigos a degustar estas maravillas es una ventaja. Lo ideal es conseguir que cada uno pida una cosa diferente —me pasa a menudo que quiere pedir lo mismo que yo, ja—, y compartir. De las delicias que probamos en Nama Foods (Blueberries raw pie, Red velvet cake, Hazelnut chocolate and caramel cake, Chocolate submarine) éste es sin duda mi favorito, el pastel de avellanas, chocolate y caramelo salado, receta y elaboración de la chocolatier Amy Levin.

Ir con amigos a degustar estas maravillas es una ventaja. Lo ideal es conseguir que cada uno pida una cosa diferente —me pasa a menudo que mis amigos quieren pedir lo mismo que yo, ja, ja—, y compartir. De las delicias que probamos en Nama Foods (Blueberries cheese raw pie, Red velvet cake, Hazelnut chocolate and caramel cake, Chocolate submarine) éste es sin duda mi favorita, el pastel de avellanas, chocolate y caramelo salado, receta y elaboración de la chocolatier Amy Levin.

En los viajes cortos uno tiene el tiempo que tiene y no puede probar de todo, ¿verdad? Y se pierde la oportunidad de visitar tantos lugares como querría. Aunque yo me resisto a esta idea, y tengo una táctica que me divierte y que confunde tanto a acompañantes como al servicio. Consiste en comer en un lugar y tomar el postre en otro. En el primer lugar se quedan confundidos porque uno no quiere degustar lo que todos anhelan, el dulce después de la comida. En el otro lugar se extrañan que uno no quiera comer nada excepto el postre. Pero ya os digo, es una táctica muy efectiva si lo que quieres hacer es investigar y degustar; y siempre funciona, como dice un dicho de donde soy «pagant, Sant Pere canta» (trad.: «pagando, San Pedro canta»). Eso, o tengo la suerte de estar rodeada de gente magnífica que me acompaña feliz con mis «caprichos». Gracias, gracias, gracias Universo por haber salpicado de seres maravillosos mi camino.

Si estás por el barrio de Marylebone, el diminuto café Paul Rothe and Son, con estanterías infinitas a rebosar de botecitos preciosos de mermeladas —con mucho azúcar blanco…—, compotas, jaleas y otras conservas es un lugar precioso para hacer una pausa. No hace falta comer para tomar un té. En verano también ofrecen bebidas bien frías y, en invierno, sopas bien calientes; la de tomate con albahaca es bien rica y completely veggie.

En el diminuto café Paul Rothe and Son encontarás la más variada carta de sandwiches vegetales, vegetarianos y veganos. Orgullosos de su amplia gama de tés, mermeladas y buen café. Si eres de tostadas con mermeladas, aquí en vez de mantequillas las puedes tomar con mantequilla de cacahuete. Bueno, no es lo mejor, pero muestran una sensibilidad a las personas que quieren vivir sin contribuir al sufrimiento animal.

En el diminuto café Paul Rothe and Son encontarás la más variada carta de sandwiches vegetales, vegetarianos y veganos. Orgullosos de su amplia gama de tés, mermeladas y buen café. Si eres de tostadas con mermeladas, aquí, en vez de con mantequillas las puedes tomar con mantequilla de cacahuete. Bueno, no es lo mejor, pero muestran una sensibilidad hacia las personas que quieren vivir sin contribuir con el  sufrimiento animal.

Aquí encontrarás todos los tés que te puedas imaginar y todo el producto, aunque not my cup of tea, es de primera calidad. Si comes pan, tienen unos bocadillos que se ven golosos. Lo mejor, una amplia gama de vegetarian sandwiches de lo más excéntrica. Si no conoces el Marmite (un untable típico inglés fermentado por el que sólo se puede sentir odio o amor total, tan especial es), igual te apetece un bocadillo de Marmite y pepino. Aunque tienen bocatas tan simpáticos como los sandwiches  de ensalada de hoja (con extra de pepino y tomate), o los de ensalada de patata, de coleslaw (la versión inglesa del chucrut, que se hace con col lombarda y mayonesa, I love it!), de tomate fresco o tomate seco en aceite de oliva y paté de aceitunas, de alcachofas… No lo sé porque no probé, pero apuesto a que no les importa «servirte un bocadillo sin pan», seguro que les hace hasta gracia. El servicio, los dueños del local son parte de él, es de lo más atento y agradable; y el local, aunque tan pequeñito, es muy acogedor.

Lo que me decepcionó en este viaje fue The Mae Deli, el restaurante abierto por la conocida blogger Ella Woodward en un vecindario bastante high class: un local con decorado un poco cursi, very ladylike, donde tienes la opción de comer una selección de platos de una especie de buffet del día ya preparado de donde puedes elegir un número de platos. Las chicas de la barra, muy agradables, emplatan sin mucha gracia; y al final uno acaba con un plato combinado que se parece más al rancho militar que a las delicias que publica Ella en su blog y en sus libros, mala anticipación del nombre del local; de «Deli», poco, poco.

Mae Deli

El plato del día en Mae Deli, con zumo envasado cold-pressed. La comida estaba okay, pero aún así me desilusionó, por no hablar del terrible emplatado a golpe de cucharón.

Para acompañar, zumos envasados y unas recetas un tanto predecibles. Lo curioso, el local lleno de chicas que parecen haberse ido a vestir a las mismas tiendas, haberse formado en los mismos colegios y que hablaban entre ellas de la experiencia de su última detox. En fin, las modas son las modas…

Éstas son sólo unas pinceladas sobre el cambio de oferta en la restauración e incluso en los hábitos de alimentación de muchos que observé en mi útlimo viaje a Londres; lo genial es que hay ya muchas más opciones para comer orgánico, vegetal y vivo; la semilla está plantada y el tiempo para que brote y crezca ya ha empezado a correr. Sin duda, el cambio ha llegado para quedarse.

NOTA (13 de octubre de 2016): Una seguidora me comenta que tengo que ir a otros dos lugares raw food en Londres que parecen ser lo más. No lo sé aún, porque aún no he vuelto, pero son éstos de aquí, por lo que pueda acontecer… Tanya’s Cafe y Wild Food Cafe, tienen muy buena pinta.